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Entalto Aragón

Adiós José Daniel, adiós amigo

Hoy  nos hemos despertado tristes, apesadumbrados. Anoche supimos que te habías ido para siempre José Daniel Gil. Te has ido sin decirnos adiós, sin darnos tiempo a despedirte.

Contigo José Daniel se nos va una de esas personas que se revelan imprescindibles una vez que las conoces. Has sido el maestro de toda una generación en La Mata de los Olmos, y allí alcanzas una talla única. Sin tu presencia, sin la de Fernando Gimeno y José Mª Cortés, no se entiende el devenir de aquel pueblo y sus gentes, en el último cuarto del siglo XX y nuestros días. Hoy La Mata te llora desconsolada, y tú lo sabes.

Y también te llora Alcorisa, y su colegio, te lloran tus alumnos, sus padres y madres, y sobre todo tus compañeros. Hoy te lloramos todos.

No se podía ser tan bueno y tan comprometido, no se puede amar tanto a la cultura y a la educación y marcharse de ese modo. Si tú amabas a tu profesión, nosotros te queríamos a ti. Así de simple. Perdemos todos. Ya no podremos provocarte como jubilado, ni podremos bromear sobre los futuros Trinquetes ¿Qué hay de aquel proyecto sobre tu pueblo,  Santolea y de tantas ideas como bullían en su cabeza? Algo tendremos que hacer para resarcirte de esa deuda que ya no podrán saldarte en vida.

¿Qué será de todo esto sin ti?

Ya teníamos pensadas cosas para el próximo Trinquete, y quería hablarte sobre mi inminente responsabilidad en el Ayuntamiento, para que una vez más me abroncases por lo que no hacía. Me faltará esa crítica sosegada y sincera, aquel "Pero vamos a ver...."

Creo que hablamos a final del curso pasado, y como siempre me preguntaste por Natalia. Todavía no sabíamos que iba a ser niño, pero si que me insististe en que la cuidase, como me pedías siempre. Ya sabes que velo por ella, y puedes imaginar como lo siente, como le duele el adiós de su maestro.

¿Qué cuentas pendientes tendrá el destino con vosotros, los maestros que nos habéis dado media vida? Se nos fue Antonio, y ahora te nos vas tú. Nos dejas uno de esos huecos que ya no podrán rellenarse nunca. Nos dejas un vacío en el alma, otro doloroso hueco con tu ausencia.

Aquí queda tu obra, tu recuerdo. Quedarán tus alumnos, tu pueblo de La Mata y de Alcorisa, tu gente que te llora y no te olvida. Seguiremos con tu trabajo, en ello pondremos nuestro empeño, y puedes estar convencido de que te querremos siempre, aunque no te perdonemos esta manera de marcharte sin decirnos adiós. Eso no se hace amigo, eso no se hace...

 

 

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