A vueltas con lo del cambio
No es que quiera ser pesado con el tema, pero o nos tomamos en serio lo del cambio climático, o vamos aviados. No hay más que leer la prensa, ver nuestros montes, en que estado se encuentras nuestros campos, los árboles, los ríos, para hacerse una idea de que hay que tomarse esto más en serio. Lo siento, pero yo no confío en esos grandes mandatarios que aún conscientes del daño que causan al planeta, prefieren mantener sus beneficios presentes, aún a costa de las pérdidas del futuro. Lo de la cumbre de Bali de estos días volverá a ser papel mojado, como en Kyoto, si los EE.UU y las emergentes potencias de China y la India no se lo toman en serio. Verles negociar derechos de emisión, reducciones para dentro de décadas, es desalentador. Resulta una paradoja que les pidamos a los países pobres que crezcan sin contaminar, cuando hemos sido nosotros, los occidentales, los que hemos esquilmado impunemente sus recursos. Vivimos en una sociedad consumista, aún más si cabe en estas fechas navideñas, y es con esos pequeños gestos que cada uno de nosotros podamos poner en práctica, con lo único que será posible contener el cambio. No es necesario que durante más de un mes, consumamos alegremente energía, decorando nuestras casas y fachadas cual si fueran discotecas. Además de ser una horterada, es un consumo innecesario, un despilfarro energético que se suma a nuestra adversa contribución al mantenimiento del planeta. Solo bastaría que los Ayuntamientos diesen ejemplo, que nos concienciemos un poco estos días. De que sirve el apagón de 5 minutos contra el Cambio Climático, si luego tenemos toda la noche encendidas las dichosas lucecitas. Lo dicho, es cuestión de que desde casa aportemos nuestro granito de arena, sin más.
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