GASTO PUBLICO

Mi columna de La Comarca de la Semana pasada.        

           Han tocado arrebato desde Europa, España va camino de convertirse en Grecia sino moderamos los excesos. Hay que acabar con tanto despilfarro y  procede la supresión de altos cargos, de asesores, de departamentos superfluos. Esas recomendaciones también llegan a nuestros gobiernos autonómicos, y es ahora cuando afloran ciertas contradicciones que inciden en el aumento del gasto público. Ejemplos nos sobran en casa. Cuando Aragón puso en marcha su política comarcalizadora, existía el planteamiento primigenio de ir retirando competencias a las Diputaciones Provinciales, para que no existiese duplicidad en el gasto. Pero oh sorpresa, las diputaciones han crecido en poder y en presupuesto, al tiempo que lo hacían las comarcas, que han aumentado exponencialmente sus cargos y gastos. Todo se ha multiplicado por 33 comarcas. La ecuación es sencilla, más políticos a sueldo, muchos más gastos; igual a menos dinero para otras cosas.

          Así pues nos encontramos con que en estos tiempos tan complicados, cuando el grifo del dinero público pasa de la fluidez al goteo, el gasto en retribuciones a altos cargos y a grupos políticos, se revela como algo insostenible; algo a lo que convendría poner freno alguna vez. Esos gestos se agradecen. No puede ser que tengamos liberados a tantos políticos en las comarcas, en las diputaciones, en ayuntamientos, que las asistencias supongan verdaderos sueldos encubiertos, y que a cambio el tejido asociativo vea languidecer sus proyectos, por falta de recursos económicos.

       Llegará el momento de la disyuntiva, o mantener políticos que carecen de fondos que gestionar y capacidad para hacerlo, o mantener las subvenciones, las pocas y pequeñas ayudas que dan vida y aliento a las gentes y a los pueblos..