Pardillos y Aragoneses
Mi columna de hace unos días en La Comarca
Si la semana pasada hablé de nuestra condición de ilusos, ahora lo haré de la de pardillos.
Leo en la prensa el desencuentro (bonita palabra) entre el gobierno de Aragón y el Ministerio de Fomento, a propósito de la liberalización de los peajes en la AP-2 y la AP-68, tramos peligrosísimos de nuestras carreteras. El Ministerio no respira y no paga ni una. En Cataluña, en Andalucía o en Extremadura, por poner algunos ejemplos, esta situación hubiese generado una gran polémica, un encontronazo en toda regla. Aquí, en cambio, hablamos de desencuentro. Puestos a utilizar eufemismos, hagamos como los catalanes que, apelando a un creciente “riesgo de desafección” hacia España, por los incumplimientos reiterados, el maltrato fiscal, etc., lo consiguen todo. Nosotros nos quedamos con un “desencuentro”. Somos así de pardillos.
También hemos sabido estos días de las sucesivas propuestas de financiación autonómica. Polémica en Baleares, en Andalucía, la sempiterna de Cataluña. Ni palabra del caso aragonés. Será que nos sobran las perras, con la que tenemos encima. Tal vez la solución a todos nuestros males procederá de la financiación que se logre con la ley de Gran Scala, “eximiendo” así de sus obligaciones al Estado. Más pardillos todavía.
Tampoco mantengo mucha fe en la justicia, más bien al contrario. Cualquier día vemos por la calle a la alcaldesa de La Muela. Hablan de una fianza de 800.000 € que la Pinilla pagará con lo que ha sacado de sus chanchullos, que son los que la tienen en el trullo. ¿No es algo incomprensible? Ninguna cantidad debería permitir la libertad de semejante personaje. Esta de pardilla tiene muy poco.
No me olvido del fútbol y de los inmorales despilfarros del Madrid de Florentino, financiados con dinero de las Cajas inyectadas de Fondos Públicos. Muchos critican a Hacienda, pero nada dicen de las millonarias rebajas fiscales a los futbolistas. Los pardillos, en este caso, son los que aplauden tales dispendios, aún con el yugo de sus hipotecas sobre el cuello. Lo malo, es que son muchos.
Acabo con Alcorisa. Fuimos muchos los pardillos que pensamos que nuestro alcalde era capaz de gestionar el Ayuntamiento. Hoy sabemos con certeza que, con cada paso que da, hunde un poco más a nuestro pueblo. Y él aún se piensa que lo hace muy bien. ¿Quien es aquí el pardillo?
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