Fiestas de septiembre

Andamos en tiempo de fiestas, y la verdad es que hace muchos años que no estaba tan tranquilo al llegar estos días. En mis años de presidente de la comisión la tarea era ingente, una cosa tras otra, todo el día colgado del teléfono, y eso que no estaba solo, que contaba con más de 30 personas volcadas y entregadas a su pueblo. Daba tiempo a disfrutar muy poco de la fiesta, pero valía la pena, porque el compañerismo y los ratos compartidos fueron y han sido lo mejor. El año pasado por sentido de la responsabilidad todos estuvimos arrimando el hombro, sentiamos esas fiestas como propias, pero en esta ocasión la cosa ha cambiado.

Un grupo de gente pensó que era bueno independizar a la comisión de la tutela municipal, tal y como ya habíamos acordado en su día, pero una declaración mía a un medio de comunicación, fue malinterpretada y tergiversada por un indeseable, y todo se fue al garete. La expantada fue general y las cosas ya no han vuelto a ser lo que eran. Hoy incluso sabemos que la próxima dimisión en el Ayuntamiento, será la del concejal de festejos, a quien se puede decir que el alcalde y el otro dejaron primero a "los pies de los caballos" y luego "más solo que la una". No me cabe más que desearle suerte estos días. Hay que reconocer y aplaudir el trabajo de la gente que ha decidido estar en la comisión, que de un modo u otro da la cara por el pueblo, a quien colabora por sus fiestas porque tienen tajo estos días. 

Por sentido de la responsabilidad, por respeto y afecto personal a Enrique González y a la comisión de fiestas que preside, así como todos sus miembros, evitaré dar cualquier opinión o emitir juicios de valor que puedan ser malinterpretados, callaré lo evidente en algunos casos, y me limitaré a desearles a todos lo mejor, a disfrutar de las fiestas y a colaborar en la medida de lo posible. Las cuestiones achacables a la desidia política y a la pésima gestión municipal tendrán su momento en el pleno.