Por la libertad y contra el totalitarismo excluyente, no más mentiras, no más manipulación.
Ese es mi lema, con ese saldría a la calle sosteniendo mi pancarta, la que legítimamente me corresponde, porque es mi pensamiento, es lo que creo y lo que defiendo. Ya está bien. Estoy muy harto de lo que últimamente veo, estoy muy harto de la mentira, de la manipulación, del vergonzoso uso que se hace del dolor ajeno, del sectarismo político de todos aquellos que ejercen su opinión desde el totalitarismo más absoluto. O conmigo, o contra mí es su credo, y lo peor de todo es que lo alimentan desde el púlpito, con esas prédicas que pregonan el odio y el rencor, y omiten aquello de perdonar como buenos cristianos.
Me da miedo la España del Partido Popular, me da miedo esa España que se alimenta de fervores y rancios aromas patrios, que esgrime como una conquista los símbolos que lo son de todos, que tararea himnos sin letra, que hace ondear banderas rojigualdas, y que insulta y desea la muerte de quienes no piensan como ellos. Esa España que se cree la basura mediática, esa que reverencia su Valle de los Caídos, que predica nostalgias imperiales.
Son muy, muy peligrosos, la democracia debe de unirse ante la amenaza velada de la estrema derecha, no han de cesar en su empeño de invertir las tornas, se han adueñado de la calle, se han hecho fuertes en su mentira, y amenazan con seguir haciéndolo todos los fines de semana, desde ese PP que ya no tiene centro.
Pues bien, que no cuenten conmigo, y que no pretendan ni mi comprensión, ni mi respaldo. A mi estas gentes, vuelvo a repetir que me dan miedo, así se empezó en el 36 y aún lo seguimos lamentando, así que deberíamos unirnos en la fortaleza de sabernos más, muchos más, porque ni siquiera los 10 millones de votantes del PP, pueden opinar y pregonar tales maldades, eso tampoco me lo creo.
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