Demasiadas administraciones

Dejo mi opinión de la semana pasada en La Comarca. Un día hablaré de los sueldos de los consejeros comarcales, sobre todo la vergüenza que se vive en la comarca del Bajo Aragón, o las "medidas" de ahorro del Matarraña dónde se rebajan los salarios un 1%. Ahí, ahí. 

 

En estos tiempos en que pintan bastos, la opinión pública vuelve su atención hacia las administraciones y sus gastos.  El caso aragonés es paradigmático, porque con poco más de 1 millón de habitantes, coexisten con la administración autonómica y la municipal, las Diputaciones Provinciales y Comarcas. 

Estos días CHA ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de que Aragón reorganice sus administraciones. Curiosamente y desde la creación de las Comarcas, los cargos públicos de las Diputaciones han crecido de forma exponencial, algo que carece de toda lógica, y máxime cuando se solapan algunas de las competencias. En 2003 Teruel tenía al presidente de Diputación; hoy tenemos 3 vicepresidencias, más todos los cargos liberados de las comarcas. Un absoluto e injustificado despilfarro.

Ajustándonos a la ley, a la Diputación Provincial, ejerciendo su función de “Ayuntamiento de Ayuntamientos”, le compete la financiación de obras y servicios municipales, la asistencia jurídica,  urbanística, la fiscalidad y recaudación de impuestos, secretarios y auxiliares  y parque de maquinaria para mantenimiento de montes y caminos rurales; aquellos servicios municipales que los Ayuntamientos, por sí solos, no tienen capacidad económica ni técnica para prestar. 

El resto de competencias y servicios son de DGA, que debería transferirlas a las comarcas.  Estás nacen para prestar servicios al ciudadano, no como estructura clientelar, que es lo que percibe la ciudadanía.

Hoy el objetivo único es la racionalización del gasto y la optimización del servicio. No podemos sostener la política actual de altos cargos. De seguir así, y para aligerar el gasto, no habría que descartar la supresión de las diputaciones. Algo sobra.