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Sobre el Curriculum Aragonés, por Nieves Ibeas

Sobre el Curriculum Aragonés, por Nieves Ibeas Antes de que el dichoso servidor nos dejase colgados toda una semana, había comentado la cuestión del "curriculico" en uno de mis post. La semana pasada leía este artículo de Nieves Ibeas, que suscribo en su totalidad y que por eso cuelgo en mi blog. Una vez más se pone de manifiesto que somos un país sin pretensiones, con políticos ridículos, y sin ningún interés por poner en valor lo propio. Confío en que todo esto cambie algún día, pero mientras sigamos con políticos de segunda, tendremos que aspirar y pelear por tener una nación de primera. En ello estamos.


Mucho ruido y pocas nueces
por Nieves Ibeas
Diputada-Portavoz de Educación de CHA en las Cortes de Aragón

“Conocer, comprender y valorar lo que los hombres y mujeres de esta tierra somos y hemos generado”. Si éste es, según el departamento de Educación del Gobierno de Aragón, uno de los objetivos de su currículo aragonés, ¿cómo puede ser que no se apliquen el cuento? Porque ni Ramón y Cajal, que hace ahora 100 años recibiera el Nobel de Medicina, ni Lucas Mallada, Mariano Lagasca, Francisco Loscos o Miguel Servet aparecen mencionados en este documento que debe orientar los principios y contenidos educativos en nuestra comunidad.

No hay palabras -salvo la del escaparate y la superficialidad- para calificar la política educativa de este Gobierno que, por si fuera poco, aparenta estar tan preocupado por incrementar la presencia femenina en todos los ámbitos científicos que se olvida incluir a mujeres como Josefa Amar y Borbón o María Moliner. Y así todo.

Porque, ¿de qué currículo hablan? Desde luego, del aragonés no. Nada sobre ninguno de estos aragoneses ilustres, universales hombres y mujeres de ciencia, con una única excepción: Félix de Azara. ¿Por qué aparece uno y no lo hacen los demás? Aragón, una comunidad que como pocas ha aportado personas e ideas al mundo de la ciencia (algunas veces se ha comparado con Escocia), se encuentra con que su Gobierno hace tabla rasa de una de las partes más importantes de su patrimonio histórico: el trabajo de sus hombres y mujeres en los diferentes ámbitos científicos.

¿De qué sirve celebrar un año Año Cajal (2002) o un Año Servet (2003-2004) si el Gobierno embarca a nuestros estudiantes en un sistema educativo que no considera importante transmitir y reivindicar su legado? Es cierto que el currículo aragonés incluye la geología, los paisajes propios de Aragón -¡como no podría ser de otro modo!- pero se olvida del principal elemento que configura la comunidad: sus personas. Y en este caso, además, personas que son un excelente ejemplo, tanto por sus logros objetivos como porque representan el afán de conocimiento, el espíritu de trabajo, el esfuerzo, la superación y la dedicación. Y éstos sí que también son valores que la escuela debe enseñar, transmitir y afianzar, no otros que se nos pretende imponer desde los sectores de la derecha.

¿Quién tiene la culpa de este desaguisado? La respuesta es este Gobierno, que nunca se ha creído que el currículo aragonés iba a ser la herramienta que nos permitiría alcanzar un modelo educativo propio y de calidad. De ahí la ausencia de un planteamiento global que dotara de coherencia al documento, la falta de directrices adecuadas y el propio proceso de elaboración. El encargo recayó en equipos que, en demasiadas ocasiones, fueron conformados con criterios subjetivos y a partir de factores que nunca podrían haber garantizado un auténtico currículo aragonés, como así ha sido.

CHA apostó en su momento por otro modelo de trabajo y ofreció su aportación a la que fuera consejera de Educación María Luisa Alejos Pita. La oferta fue aceptada, pero nuevos aires llegaron que barrieron a la Consejera y al proyecto participativo… y aquellos cierzos han traído estos lamentables resultados.

Tanto dinero invertido, tanto tiempo para redactar el documento final del currículo aragonés y tantas expectativas… para esto. Al final, tenemos lo que tenemos: se vendió que se había logrado un modelo educativo aragonés y lo único que hizo el Gobierno PSOE-PAR fue cubrir el expediente, pero muy a la baja. Aragón es la única comunidad autónoma que todavía no está desarrollando modelo educativo propio en sus aulas, y aunque ahora haya anunciado su implantación para el próximo curso, ya llega tarde.

Muchas son las carencias de nuestro sistema educativo, aunque permanezcan ocultas tras una aparente calma que sólo se rompe en casos aislados, casi anecdóticos. Pero la realidad es que la escuela pública pide cambios urgentes y que en algunas zonas urbanas languidece, que el modelo de integración de la diversidad hace aguas, que la escuela rural pide otras atenciones y que el currículo que de verdad necesitamos está por hacer.

Para crecer en autoestima y aspirar a ser comunidad de primera, estatuto y escuela son piezas clave. Con lo visto hasta ahora, parece que el camino no va en esa dirección, pero que nadie olvide que, nada es definitivo y que somos nosotros, los aragoneses y las aragonesas, quienes tenemos la última palabra.

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